Situada en uno de los barrios burgueses más periféricos de la capital de Alemania (Munich), esta generosa villa se extiende por los dos solares rectangulares de su emplazamiento formando un collage de códigos de barra. La disposición funcional, determinada por la rutina diaria de los propios dueños, se pone de manifiesto en la suma de elementos singulares (rayas), diseñados para satisfacer las exigencias espaciales del programa interior.
El volumen, amplio y robusto, se divide en diez partes de las que nueve están incluidas dentro de la envoltura edificada que se propone: Una cortina salva 6 metros de espacio que separan las dos envolturas y unifica los elementos para formar una única entidad.
La identidad de cada raya singular se refleja en su representación material plasmada en la fachada. La configuración espacial interior se basa en el concepto clásico de enfilade (salas en fila); no obstante, la forma resultante es consecuencia de la suma de las partes singulares. La interacción entre los espacios nítidos y amplios – que ocupan la anchura entera de la raya del código de barras – y las pequeñas habitaciones o gabinetes laterales – que sirven aquellos espacios – crea un entorno doméstico lleno de vitalidad, un equilibrio entre la apertura espacial y la intimidad.
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